Carta al editor
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Resumen
Le ruego me permita comentar el interesante artículo titulado «Prolactinoma» escrito por el Tte. Corl. M.C. Emmanuel Martínez Lara y Col. y aparecido en la Revista de Sanidad Militar (1997; 5 l: 192-196).
A partir del conocimiento de que había relación causal entre hiperfunción de la hipófisis para la producción en exceso de prolactina y esterilidad por desórdenes menstruales anovulatorios (oligomenorrea y amenorrea) y que éstos eran susceptibles de corrección, en porcentajes altos, mediante la administración de bromocriptina, los ginecólogos empezamos a experimentar grandes satisfacciones con esta terapéutica. Hubo por supuesto tropiezos iniciales, como lo indica el doctor Martínez Lara, dado que su empleo solía originar efectos secundarios inconvenientes y a menudo inaceptables, como náusea y jaqueca y, por otra parte, se hallaron ejemplos de ausencia de respuesta satisfactoria al tratamiento.
Se establecieron, además, polémicas sobre la conveniencia o no de continuar la administración de la bromocriptina durante la gestación, por el temor de que aparecieran fenómenos de índole teratógena. Yo formé parte de los ginecólogos que no interrumpieron su administración en el embarazo y así lo comunicamos en los 9 embarazos verificados en siete mujeres (Rev. Sanidad Militar 1982; 36: 99-102), confirmando las observaciones hechas por expertos.
En efecto, no aumentó la frecuencia de abortos, embarazos múltiples, malformaciones congénitas, partos prematuros e, inclusive, la lactancia se llevó a cabo con éxito, luego de suspender la bromocriptina.
Mi primer ejemplo de amenorrea y galactorrea, por hiperprolactinemia consecutivo a adenoma hipofisiario, fue identificado por el doctor Leonel Fierro del Río, (q.e.p.d.) eminente endocrinólogo que atendió, con resultados excelentes, a una jovencita que tenía yo sometida a tratamiento de reemplazo hormonal, con el equivocado diagnóstico de «amenorrea por insuficiencia hipofisiaria idiopática para la producción de gonadotropinas». Para establecer el diagnóstico, en aquella época, el doctor Fierro del Río dependió del examen clínico, la determinación de prolactina sérica, la campimetría y la radiografía lateral de la silla turca (no contábamos con tomografía o resonancia magnética).
En rigor, el mecanismo patogénico de la enfermedad es modificado por el medicamento y es por ello que cabría esperar que el trastorno (amenorrea-galactorrea) reaparecería al suspender el tratamiento con bromocriptina o los nuevos dopaminoagonistas
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